Crazy bitches I
La primera vez que vi a Evan Rachel Wood actuando fue en una aburridísima serie llamada Once And Again que salía por Sony. El programa, evidentemente dirigido a un público treintaylargo/cuarentón, trataba sobre la vida una mujer de unos 40 años, recién divorciada y con dos hijas preadolescentes, que se empareja con otro divorciado con un hijo de 16 y una de 12. Muy siglo XXI, con este asunto de las familias acopladas a prepo. Wood interpretaba a la adolescente de 12 años, una piba retraída que vivía añorando las épocas en que sus padres estaban juntos. Como buena conflictuada, su personaje comenzó a dar muestras de rebeldía teenager discutiendo al pedo, probando drogas y asumiendo que estaba enamorada de una compañerita. Después la hicieron tontita de nuevo y los guionistas justificaron todo como una etapa pasajera.
La serie terminó y no volví a ver a Evan Rachel hasta que un día

enganché Thirteen (a.k.a A los trece) en el cable. Acá tenía el protagónico, compartido con Holly Hunter, que hace de su madre. El personaje de Wood es, como corresponde, una adolescente de 13 años que se hace amiga de una reventadita de la misma edad con la que chupan, se drogan y se piercinean todas. Holly Hunter freaks out, como buena madre joven culposa de ser madre soltera y más o menos en eso consiste la película, cuyo final no recuerdo.
Me imagino a los padres de Evan Rachel Wood, ante el temor de terminar viendo a su hija convertida en uno de sus personajes y hablándole de lo mucho que tiene que cuidarse de los excesos en los que acostumbran caer los brats hollywoodenses y todas esas cosas. Bueno, se ve que o no fueron demasiado convincentes o jamás le plantearon sus miedos, porque miren con quien está saliendo la (aún, tiene 19) teenager afecta a los papeles de pendeja traumada:

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